¿Adonde ha llegado para refugiarse una bella grulla en pleno invierno? Obvio que es uno de los trabajos más líricos de Ichikawa. Y simbólico también, por eso no debe extrañar en ciertos momentos la sobreactuación, pues el núcleo de lahistoria es como un cuento bonito infantil hecho película. Sugawara por ejemplo, interpretando al obeso Señor de las tierras (hombre rico le llaman en la trama), amenaza y aprieta a sus “hijos” agricultores de arroz a quienes les ha prestado “su” tierra, -de buena fe- solo faltaría agregar para completar el catecismo feudal. Pero la bella Tsuru o grulla por algo ha llegado allí mientras tejía y tejía Taiju, el jovencito agricultor de arroz con una bondad cercana a bambi o aun animalito tierno de bosque. A propósito de la apartada casucha en donde viven Taijun y su abuela postrada en cama, Ichikawa se luce con los alrededores tan ideales que podrían distraer al espectador de las condiciones inhóspitas del sitio como de su inexpugnable locación off the grid. De todas formas muy pronto el chismoso del vecino Umamemon, no tan lejano pero no tan cercano, no dudó en ir a inspeccionar el cuchitril donde le dijeron que se habpia hospedado una chica. Pero Tsuru se escondió y aun asi, la abuela no tardó en emparentar a su ingenuo aunque trabajador hijo col la recién llegada y en un santiamén ya estaban casi comprometidos. Muy agradecida, Tsuru se levantó temprano al siguiente día para ir a pescar. ¿Y cómo pudiste, si el río estpa congelado? le replicó Taijun. EL Señor fuedal como gran capitalista, enamora con dulces palabras pero su arenga frente a los agricultores en “su” tierra es para que produzcan más y así los recompense mejor, dice. Mientras tanto Tsuru se mete en uno de los cuartitos de la casucha de la abuela de Taijun y no salió hasta haber tejido una de las telas m´s hermosas que ambos madre e hijo hubiesen visto. La escena jocosa: Tsuru asomándose desde dentro del cuartito solo sacando la cabeza como con pena. La abuela casi desmaypandose al ver la tela cin forma y color como alas de grulla ¿o de angel?

Cuando Taijun vendió la tela al rico Señor enseguida llegó de nuevo Umamemon y esta vez descubrió a Tsuru, resutando anonadado. “Nadie en la villa tiene una mujer tan esbelta como grulla..[ ] hermosa cpmo la nieve que sopla y tejiendo telas de un valor incalculable”. Casi pierde a su grulla porque el vecino quiso revender las telas de Tsuru o negociar con otros señores feudales o terratenientas para tener ganancias mayores. Extrañando su tierra, arriba en las montañas, cierto día paseaba Tsuru y al ver atrapada una gallina fuera de la casa del vecino la ha dejado en libertad. El vecino estalla en cólera y quiere la reparación del daño. Llegan a un arreglo oero Tsuru se marcha a su casa aunque es alcanzada por Taijun en una escena hermosa amplia landscape en la nieve en la que se prometen trabajar siemore juntos y regresar. Hombre rico de la prefectura se la regaló a otro hombre de negocios y quiso comprar en el acto más telas así a quien las vende entre los agricultores arrendatarios. Eso mete en problemas a Tsuru por el tiempo y desgaste que implica hacer dicha tela. La metáfora es maravillosa, porque mientras los hombres ricos más pueden obtener “capital” o sea provecho excedente sin trabajar ellos mismos, de la tela conseguida con su arrendatario agrocultor (mano de obra de los medios de producción) entonces más paraíso provechoso le ofrecen al pobre Taijun que lo único que quería era set feliz junto a su madre y aceptó la esposa a la llegada de Tsuru.

Ahora, en cambio. el Señor feudal le ha prometido todo un campo de arroz para que él solo sea el arrendatario y está más presionado e infeliz, y su mujer Tsuru (aunque no se han casado ni nada) sin poder descansaer del trabajo. Le ha encargado el hombre rico una tela igual de hermosa y que no se rompa. Consternado bajo la amenaza de ser desaojados de no llevársela, Taijun le cuenta todo a su madre y a Tsuru. Tsuru muy triste acepta hacerlo por última vez, con la condición de que sea la ultima vez y de que jamás entre al cuartito del telar y la mire haciendo y tejiendo el paño. Mientras continúa en la faena tekiendo dentro Tsuru, la abuela y Taijun cuchichean y hacen memoria de cuando en el otoño Taijun bajaba de la montaña cargando carbón y vio en el cielo una grulla desolada apartada de la parvada. Pero no pudo mantener su promesa, al fin y al cabo humano y débil y se asomó. Perplejo pudo evidenciar -dando un alarido de angustia- que Tsuru confeccionaba esos paños hermosos usando sus plumas como hilo pero sangrando cada palmo de tela que resultaba terminado. “te pedí que no miraras, ahora que conoces mi otro yo ya no puedio vivir en este mundo humano. Debo fegresar sola al cielo”.


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