Esta tercera entrega de la serie Kanto Peddlers comienza como una broma cuando Kokubun casi atropella al transeúnte Tamura quien, sacudiéndose el susto le dice que espera compensar como siempre a su hermana ciega Sayoko, la cual vive en Osaka justo adonde se dirige Kokubun, quizá para aprovechar el Festival Primaveral Higan para llevar el dinero, sin saber que se verá en envuelto en una disputa de propiedad porque los familiares de Sawa-kai están siendo presionados por el corrupto Sennari-gum quienes les dieron un últimatum para abandonar el lugar. Kokubun entrega a Sayoko y poco le durará el gusto a la pobrecita chica ya que más tarde morirá arrollada por las máquinas retroscabo para derrumbar el inmueble.

Los canallas Tojo y Kurogane-san cobran además la deuda del feroz Tetsuya. Desde la llegada de Kokubu, sin tener vela en el entierro como se dice en México, choca a puñetazos con Tetsuya Jitsuke aunque más tarde aprenderán que más bien tienen más en compun en contra de los villanos de Sennari. Para colmo la chica del lugar, Natsuko hermana en el Sanwa-kai se enamora de Kokubun y cuando a éste se le solicita que se marche -porque se trata de un pleito familiar- ella lo sigue hasta Hida Takayama.

Chomoto no perdona a su hijo Tetsuyo y más tarde muere el rebelde joven por defenderla a ella y el lugar, sin que Chomoto haya tomado el dinero que le llevó al inicio arrepentido. Fue tanta la necedad del par de corruptos que no escatimaron en asesinar a Chomoto y eso desencadenó la masacre acostumbrada del final después de la canción dramática. Chomoto al despedirse en su último aliento le dice a Kokubu que siga entrenando fuerte y sin parar. Hasta parece que fue ayer que Chomoto le mostraba Tennoji a lo lejos al fiel Kokubu.


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