წმინდა ელექტროენერგია/ Holy Electricity (2024) dir, Tato Kotetishvili ★★★½

Review by Fernando Figueroa

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Kotetishvili ha elegido el estilo desenfadado idóneo para el tema, y el tema es el quid perfecto para el hic et nunc del orden mundial posmoderno que vivimos. No estoy seguro que después de un tercio de siglo de la Caída del Muro pueda todavía denominarse resiliencia postsoviética a la condición normal de los personajes de esta estupenda obra independiente, sino tal vez camuflage emergente ante la pedacería de privilegios del otrora Estado de Bienestar europeo. En fin, con un sentido del humor más ligero que Kaurismaki, solo que en vez de lumpenproletariado como el finalndés, es un chatarrero y un transgénero son los marginales que preconizan esperanza -muy a su manera desde luego- en el deshuesadero de la Europa actual. Gonga pierde a su padre, la escena cómo cargan o mueven el ataúd por sí solo es frívola. Bart se encarga, y lo jura solemnemente ante el difunto, del chamaco Gonga con su playera de Misfits, su cabello de Sebastian Bach de Skid Row y un aspecto gabacho amerciano de vago del patineta.

Es cierto que la vida de ambos da un giro inesperado cuando hallan las cruces de metal, y me consta que le invierten noches enteras para convertirlas en el fetiche de chicos y grandes o del momento si se prefiere, con su iluminación de neón y la paz cristiana tan del Pentateuco ¿Fiat lux? Pero también es cierto que fue una corta celebración, hasta que en una velada con su grupo de amigos transgéneros a la luz de la verdad veleidosa que brinda la francachela, no sabremos más del regordete hasta que en la mañana le cuenta sus cuitas al jovencito. ¿Estás crudo? No. ¿Te lastimaste anoche? No. Pero a Bart se le ocurrió apostar todo su dinero en las apuestas en un casino y perdió en un rato lo que ganaron en meses. AL menos nos permitió de antemano conocer la ralea de especímenes del edificio que si no los conociéramos en este filme los habríamos identificado antes en un cuento de Julio Cortázar: los hombres mayores que cantan a coro en distintos decibeles haciendo sobremesa en un reducido cuarto comedor en el que la mesa alargada y ellos apenas le permiten al aire con sus voces dar vueltas en el reducido hemisferio del apartamento; el contorsionista que cabe en sus 20 pulgadas de caja, el cántico de los viejos que cuya estridencia asciende hasta los aposentos de dos señoras de otro apartamento, ambas de unos 70 años haciendo un tipo de actividad no-identificada, o la mariguana que terminan Bart y ek chico fumando en la azotea proveida por loc chicos del edificio; es eso o la pila de gatos en un festín sobre una mesa con comida y fruta representarían un Arcimboldo.

comparto un fragmento https://www.facebook.com/aqueronte72/videos/1970366977151336

El chico se enerva con el tío y toma el trasnporte hacia la chica que vende café, la del expreso turco, y platican hasta que un auto le pega a su mascota Tuzik. Gracias Tuzik conoce a Roma quien vende los cafés e incluso ayudará a Ginga a vender las cruces de marras cuando discute y se distancia por muy poco tiempo de Bart. A Bart lo colgarán sus acreedores, le salió barato de todas formas por todo el dinero que debía. EN el fondo es un filme muy ligero. Es simpático su enfoque pero permite verse de forma implicita la soledad de Gonga cuando platica de la amistad, del noviazgo y de temas de relaciones humanas que al parecer a un no ha experimentado pero que, mal y de malas, no disfrutará con Roma ya que de plano desaparece. Al menos le ayudó a vender una sola cruz de neón.

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