Aquel quien atrae la atención de este granjero tardo-medieval, alter ego de Bosch, es justamente fijaos, el “hombre‑huevo”, el ser fantástico de cuerpo ovoide y con extremidades que aparece en su -Tuin der Lusten- El jardín de las delicias, en el panel del Infierno conocido como el “Hombre‑árbol” o “Tree‑Man. Asustado, Bosch no lo sabe pero será guiado por ese ser infernal a la inspiración y conviene recordar que para Hyeronismus, la iconografía del huevo como sustento corporal humano simboliza la ambigua fragilidad desde nacimiento y su condena. EL universo infernal tan personal de Bosch, basado en la escatología cristiana del medioevo haría en efecto que George Lukas medio milenio después sintiera envidia, aun con la cantina de Mos Eisley.

el corto https://www.youtube.com/watch?v=h4I-TH8D74g

Pero el valiente pintor de este corto, enciende una antorcha y enseguida, brincando en ese hipogeo que fue continuidad del trasfondo del granero donde se topó con Tree-man, allí se topa con otra criatura onfernal excepcional del Bosch, me refiero al célebre “monstruo de cabeza de ave” o “Príncipe del Infierno” sentado en su trono‑letrina el cual, para fines del extravío del pintor, le señala el interior cavernoso donde volverá a hacerse una luz falsa junto a un estanque o lago, pero de inmediato se entiende que es el culmen del pecado, una pareja en plena concupiscencia es despojada o se arrastra al masculino y entendemos que el monstruo cabeza de ave con la cabeza aviar y el entorno ígneo tiene a esa pareja u otros para devorarlos y excretarlos como a todos los demás condenados. La invitación en esta maravilla de 9 minutos es el trasiego fantásticp hacia la inspiración sui generis de quien, como dije, sin más influencia en su momento que los cánones bárbaros judeocristianos desbordó una constelación estética paradigmática.