Que exista crueldad y esencia despótica en la naturaleza humana, independientemente de la moralidad de familia o las instituciones sociales es algo que ya nos ha recordado Goulding con Lord of the flies. La agresividad al prójimo muchas veces ni siquiera necesita la estratificación (el que uno sea jefe o subalterno de otro) en un sistema oficial. Está latente -por biología- en los vendedores callejeros de aquí. Así que con la falsa suavidad de los líderes incongruentes pero el egocentrismo de un dictador insulso,podemos observar al Jerarca de esta historia urbana quien subyuga la conciencia de una palomilla de reclutas adolescentes, y en la transfiguración lisérgica del cuento original para niños entre el lobo y los conejos, controla la mentalidad de los chicos -sus fanáticos- convencidos de ser conejos personificando humanos en busca del paraíso, deambulando las calles como vendedores de peluches.

El Jerarca llega al punto callejero en moto y con una capa ridícula, luego los lleva a una especie de hangar y exalta la misión en contra de los lobos, antes de llevarlos a todos a un viaje embriagante en el que casualmente no consumieron ni alcohol ni drogas por lo que aun me pregunto cual fue el catalizador material que justificase una escena como de ayahuasca un tanto alucinante. Rika Hu mostró su lealtad,a la fuerza, lo que demuestra que aun hay esperanza en muchas personas. Pero cedió finalmente ante las voces de sus 4 compañeros, susurros de castigo al detractor de su juramento, patadas y más patadas. Todo comenzó cuando salamadra y su compañera intentan vender los conejitos a la afligida o solitaria Rika sentada en la calle.

De pronto por no comprar se lían a empujones y así interviene la Counselor, visiblemente mayor en edad que ellos, los peones. Así ingresa a la banda Rika y se entiende que nacerá una relación afectiva amorosa entre ambas chicas que se por arrogancia de ambas no prospera y se interrumpe cuando se hablan bonito pero discuten al encontrarse sentadas frente a lo que oarece el río Tamsui en Taipéi. Otra vez, basada en la promesa platónica de ir a ver juntos el amanecer a las montañas cuando volvieran a verse, Rika insiste en hallar vestigios cómo localkizar la guarida del Jerarca y al encontrar una llave similar a la arrojada al río por COunselor, la usa para ingresar al apartamento y sorprender al Jerarca en medio de su pervesa explotación a su amiga. La escena es genial para hacer elipsis del gore con colores y foto estampada de animación del momento en que Rika se arma de valor y defiende a su amiga blandiendo una espada samurai y destazando al mequetrefe del Jerarca ¿o debo decir proxenetea? Buen final. Eso es, una posible historia de amor que brota donde menos la esperaría uno, en las entrañas de una red de explotación.