Si hubiese duda alguna que desde su obra temprana, incluso en una historia anodina como esta, Guan Hu muestra una mundanidad etnográfica interesante hasta llegar a su Gǒuzhèn -Black Dog, esta exploración metropolitana cerraría la incógnita. La vida descosida y de marcada precariedad del taxista Fa zi 发子 ha coincidido por unos minutos, y con esto bastó, con la ajetreada -y a punto de romperse- rutina diaria de Yingzi. Una urdimbre urbana como Beijing tiene suficiente complejidad para regalar a sus hijos-de-un-Dios menor-ciudadanos, entre sus calles, con la monstruosa cantidad de micro relatos bullendo; y de la enorme e inmisericorde contradicción de los hábitos y manías de su gente de prisa, huyendo, sobreviviendo con dos o 3 empleos, ¿por qué sería extraño un efecto dominó de sucesos como este?, así, el drama de la violoncellista -la incomprensión de su inmaduro novio, su pésima reputación en el grupo de trabajo por llegar tarde, la llegada de sus padres- todo se impregna accidentalmente del melodrama chusco del chófer, arrepentido primero, por usar a Yingzi de excusa para darle celos a su novia, quien estaba muy ocupada con el manager del hotel; después, porque al aparentar que estaba ocupado con su clienta o pasajera -la violoncellista en la calle, en su rabieta contra la novia ha ocupado tiempo de Yingzi y le ha hecho perder el bus del ensamble de concertistas que suponía llevarlos al New Century Hotel donde se efectuaría su evento del trabajo. La historia es una trepidante ida y vuelta por el Beijing de los años 90, del hotel Kunlun al New century mientras ella rechaza al taxista y Fazi se burla de un sujeto con síndrome de Down pero el sujeto mismo en reciprocidad finge que es atropellado por el taxista y rumbo a la delegación de policía de percata que tiene el localizador pager de la cellista que mientras tanto se enfrasca en una discusión con su novio quien se encuentra con otra mujer en ese instante y no mueve un dedo sino que es mantenido por otra mujer.

Fazi le pide que sea testigo que no hubo dolo en su maniobra de taxista y la cellista llega de mala gana para volver a discutir y ser llevada a clases particulares con un chico y así por el estilo hasta que, vuelve a toparse con Yingzi pero acompañada del novio con quien discute y aun así les lleva a su destino e incluso les invita a ambos a comer aunque nuevamente, ahora el novio olvida las llaves de su apartamento con el taxista solo que al recibir una luz con el encendedor para el cigarrillo en la comida de horas atrás. El accidentado día transcurre entre una reprimenda verbal de ella -él solo sonríe- y una nueva mala pasada del destino, como cuando resultan atrapados en el elevador del desconchado edificio de apartamentos donde dormía Yingzi y le pidió a Fa Zi ayuda para transportar su mudanza, teniendo que brincar del elevador entre un piso y otro. Si la trama transcurre durante solo una jornada completa, y si la mujer es difícil, y los acontecimientos son inesperados e incómodos, ¿no parece una romántica carta no mostrada del taxista frente a los sucesos, el que de pronto invite a Yingzi a conocer su propia casa y la algarabía de sus padres con calor de hogar -casi un patio de vecindad- para ofrecer rentar la casa donde quedarse tras haber roto relación con el novio?

Todavía la llevará a su recital en el hotel y ella usará zapatillas de tacón alto y él, al toparse con la novia en el evento, preferirá volver para llevar a Yingzi adonde quiera que vaya, ya de noche y mientras en las noticias radiales anuncian la victoria de la China por ganar la sede de juegos olímpicos 2000 en Beijing, dos sujetos piden servicio y asaltan a Fa ZI y su acompañante llevándose todo el dinero que hizo en el día. ¿Qué podía faltar, salvo quedarse sin gasolina al final de la historia, después de ir a la delegación a poner la denuncia y luego, dado que Yingzi conoce el dialecto Hunan reconocer que los maleantes dijeron Fuxingmen adonde irían y buscarlos entre los restaurantes y café del lugar de noche? Entonces sin esperanza y varados en la calle sin gasolina, ella busca y arrienda un caballo y montando aprenden a conocer su mala suerte juntos. Buen final, una lágrima de ella, un beso de ella a él y mañana será otro día.

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