Una elegante y ciertamente poco convencional salida de la caverna de Platón le espera al espectador. Del mismo modo que a los personajes que mientras más creen merecer su autorealización, se empantanan -con un humor negro que recuerda a Woody Allen- en el entorno desabrido y hostil de la trama cuyo subtexto histórico es la decepcionante precariedad y estancamiento cultural primermundista, que ya sea depresión económica del Thatcherismo, conservadurismo extremo de Reagan o Perestroika inoportuna, marca un parteaguas desde los 80s. Nostagia por aquel Punk underground de Poly Styrene y Lora Logic, o nostalgia por escuchar el sonido del videojuego Galaxian en un estanco, como sea, un yonki en la fila de taxis ¿o es un homeless? se defiende citando al emblemático Ken Livingston, antes de que fuese expulsado del partido, por subrayar algunas tesis de Hitler antes de su ascenso al poder. Más inteligente que un documental. porque el arte del dramatismo es desproporcionadamente mayor como género aquí, pero más complejo en los diálogos recordando a Godard.

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Las historias de Julian, el paria del examen de doctorado defendiendo la castración y semblanza anti edípica del Gato con botas de Perrault, Neil el ilustrador de ciencia ficción virtualmente en el paro ante la bancarrota de su trabajo, Kim, la saxofonista pareja de Neil quien parece ser la única cuya resiliencia en el contexto de la trama saldrá a flote, pasará de tocar en el bajo mundo de bares a la tv. lo que de ninguna manera es un alivio si se trata de una genuina música del punk de los ochentas y finalmente Vermillon, la chica casada cuya liberalidad le permitipo invitar a Neil a casa hasta toparse con que el marido de ella no partió de viaje de trabajo. Neil ve frustrado su plática íntima con Vermillon y mejor parte; frecuentemente choca con Kim quien apenas le otorga atención, ni siquiera cuando le pide unos minutos para charlar debido al suicidio de su mejor amigo Julian. Julian incomprendido lee y se graba leyendo un libelo de despedida contra el status quo, antes de tomar las pastillas y Vermillon, viendo a su amigo Neil atravesar penurias económicas cree ver su destino y mejorarlo ante su desempleo le ofrece ella y su marido un viaje a Ciudad de México para llevar una carta de contrato sobre un inmueble a casa de empeño. Vermillon quien cree saber leer entre las imágenes cromáticas y fotografías las formas y rasgos para predecir los tiempos, la economía e incluso la vida y la muerte, no predice lo que le sucederá a Neil quien no logrando viajar a México por una huelga de trabajadores de fábricas de relojes en Kesington. Vermillon va a buscar a la terminal a Neil y a su regreso se enfrentan al bloqueo de huelguistas que piden mejoras a las condiciones femeninas, Neil salva la vida de un niño que peligraba de morir arrollado y quien en verdad fallecipo atropellado fue el propio Neil. Ahora sí recordé ese apotegma popular que dice: la vida es dura, y después te mueres.