Ya he recordado en otras ocasiones al monumental Hesse con Der Steppenwolf, pero esta interesante obra búlgara, rodada bajo el largo y execrable régimen de Todor Zhivkov, guiña más bien a “Unterm Rad” (Bajo la rueda) porque ambos son aplastados por un engranaje o rueda del sistema político opresivo encarnado en el mandato paretal; allá Hans Giebenrath maniatado en su desarrollo libre y natural, como aquí Chavdare “exiliado” a la zona agrícola de Kostel en las montañas Rhodopa. Fijaos en el entusiasmo inicial del chico, ufano recién egresado con un conocido frente a una estatua de Боян Мага, Boyan el Mago que es símbolo poético y filosófico de identidad, observad su vigor y optimismo para comerse el mundo de un bocado hasta que el padre adonde le enviará. Esta obra hubiese merecido 9 o 10/10 por su versatilidad cinematográfica pero ay, las imposturas del socialismo soviético no solo fueron eficaces en el origen, también tuvieron éxito en el brain wash hacia Estados satélites como Bulgaria y prueba de ello es la Constitución Zhivkov para alinear con el Pacto de Varsovia a todo feligrés del poder. Por eso cité a Giebenrath de Hesse cuyo fatídico desenlace -ahogado- es la versión real de una juventud perturbada por una ideología de Estado, en vez del final edulcorado de Korabov. Chavdare Tehov tenpia ambiciones, un plan y bastó la oposición del padre -quien por cierto reconoce que tampoco está en el puesto laboral que funge con gusto- para normalizarlo a las “bondades” del socialismo de Zhivkov. Incluso considere la escena propagandística que sucede antes de partir a Kostel, la escena en que Chavdare come con su padre y el jovencito le habla a su padre de otro camarada, Stoyan, quien se va a Londres a progresar, y entonces el papá vuelve a enajenarlo ¿por qué te comparas con ese? le dice jaja. Stoyan no emigra de Sofía a Moscú, a Copenaghe o Japón, emigra a la cuna del imperialismo (como le llamaban los soviéticos). EN fin. En el paisaje hay cañadas, cascadas y grutas de impresionante belleza natural. Chavdare por otra parte, enseguida choca con el ingeniero director in situ, pero en breve no solo se enamora de Vanya, la chica nada bella pero atractiva e inteligente que realiza labores en el mismo lugar y, después del aguacero en que se besan -sucediendo lo inevitable- el propio Chavdare acude a aquel con quien discutió y le pide de favor una sonda para la zona de Zipka. Las cosas se complicarán cuando su novia Yuliya le visita en Kostel justo cuando realizaban uno de sus hermosos bailes autóctonos de la zona.Como dije, el final tan extraordinariamente irreal por su optmismo socialista -muy trasnochado para los años70- arruina la verosimilitud de todo.Pero no importa, por eso Hesse pertenece a las letras universales y los voceros totalitartistas son un recuerdo como lo serán los que hoy defienden a los gobernantes populistas, especialmente en Latinoamérica.