Absolutamente inquietante. Desafortunadamente no he conseguido ni siquiera una copia de la obra Noh clásica “Motomezuka” del siglo XIV de la cual adaptó Mishima esta extraordinaria obra, pero sí leí la traducción de Andrew Clare y este filme es respetuoso por completo del sentido original de The Frolic of the Beasts. Prácticamente el gran fracasado y manipulado es Koji: por Ippei desde antes de ir a la cárcel y peor aun, por ambos Yuko y él viviendo en el poblado pesquero. No se trata de la mujer abnegada y controlada por un marido sonriente, sino de la sordidez de la naturaleza humana ganando placer de la esclavitud moral, espiritual y finalmente física delm prójimo. El empleado entrometido de 21 años es impulsivo y casi ipso facto lo ha detectado el vivaz como perverso marido y crítico literario Ippei Kusakado, por eso desde la escena del bar, el destino del jovencito influenciable ya estaba marcado. Koji encontraba bella a Yuko y el detalle de mostrarle las catleyas y demás fue significativo, pero hasta allí. Cuando Ippei se dacuenta, comienza a llenar de abstracciones veleidosas a Koji.Ippei revela patrones manipulativos característicos y se queja deliberadamente de que su esposa “es extrañamente tolerante y nunca ha mostrado celos”, estableciendo inmediatamente una dinámica donde busca provocar reacciones emocionales específicas en el jovencito. Su confesión de que “he tratado de asustarla lo suficiente.

Pero no se asusta en absoluto” revela una doble necesidad compulsiva de primero de control emocional sobre otros, y luego invitar o destapar la imaginación mientras él, Ippei se acuesta con Mashika. Los comportamientos de Ippei sugieren características evidentes y consistentes de un trastorno narcisista de la personalidad con rasgos manipulativos significativos, pero repito que la genialidad de Mishima es ir develando cómo Yuko no es menos perversa, como se verá, ya que había asegurado que no iría jamás a ver al marido con la amante pero los gritos de reclamos chillones de Koji le cambian de parecer y es cuando ocurre la escena en el minuto 33 aproximadamente en que con la llave le rompe la cabeza a Ippei, en una escena primero vergonzosa, y después cuando Ippei abofeteaba a la guapa Wakao, logrando con facilidad hasta infantil la explosión (impusliva, reitero) de Koji. Yuko, después de purgar sus once meses de condena por el derrame o parálisis de Ippei, le confiesa en el poblado pesquero adonde ahora vivirán los 3, le confiesa digo, la angustia que sentía por no tener un crimen a su nombre como el que él, Koji cometió, y eso había crecido en ella con intensidad. Vaya, aquí ya estamos con un personaje de Cronenberg, uno de esos placeres oscuros que alimentan la mente con lo moralmente perturbador. Obvio que se refiere específicamente al crimen original con la llave inglesa que Koji cometió contra Ippei antes de ir a la cárcel, no al crimen final de la muerte de Ippei. El director Tomimoto no soslayó del original ni soqiera la escena malsana de la cascada, ya estando viviendo en el pblado de pescadores.

Durante su conversación nocturna con Koji, ella admite que sus celos no están dirigidos hacia Kimi, sino hacia el crimen de Koji y desde el día del picnic en la cascada, este pensamiento se había enraizado oscuramente en su mente: quería competir con el crimen de Koji, de alguna manera poder poseer un crimen como el suyo para al menos estar a su lado. Así que este es el balance, en prisión Koji en su monólogo se dice a sí mismo que ya se siente curado, limpio de mente por la reclusión, mutatis mutandis se ha arrepentido y es una persona diferente ahora.

En mis notas de lectura de la novela lo repite como mantra se convierte en su mantra constante, hasta que “su carne se llenó de remordimiento, su sudor también se convirtió en el sudor del arrepentimiento”. Sin embargo Mishima cuestiona si el verdadero arrepentimiento es posible cuando las circunstances siguen propiciando la violencia, sobre todo en un ser tan impulsivo como Koji y en mentes tan perversas como la de Ippei pero tambipen Yuko quien se convierte en cómplice del joven, o sea que todo fue premeditado o hubo un cambio autodestructico espiritualmente en la esposa que llegó a espantarse de la desfachatez de su esposo.


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