Por lo menos está divertida como gimnasia mental.Todos tenemos corazonadas, sólo que harto porcentaje de ellas, necesariamente -por estadística- tendrá que ser equivocado, de lo contrario sería clarividencia, pero eso no es lo que ocurre al inicio de este filme, la agente Lee no es clarividente, porque como su nombre indica “vidente”, hubiera visto lo que ocurriría a su compañero, o hubiera visto al sospechoso armado dentro de la casa y alertado; más tarde, ella misma indica que lo único que siente es como un rasgueo en el hombro. En cambio, lo que hará a partir de ingresar a la oficina con Carter respecto a las familias ejecutadas, es algo muy diferente. No se pueden hacer ni con corazonadas ni clarividencias, a menos que por las fotos se viera el pasado de las víctimas o el futuro, como Casandra. La agente ahora a través de lógica tendrá que encontrar un patrón deductivo a partir de las arbitrariedades ocurridas en los crímenes-suicidio de las familias. Lo lamentable de este tipo de libretto es que estén pensados literariamente, es decir, para leerse. De esa forma no se vería apretada la historia en los confines de los 90 minutos de un filme comercial, por ejemplo quizás con varios años o al menos meses de la agente Lee en la oficina,podría aceptarse que su superior no tuviese pudor de ser visto con varias copas encima, y que además lo llevase a su casa y le presente a su familia. Demasiado intimo, demasiado forzado (a menos que la familia vaya a cobrar relevancia en todo el panorama del noir).

Quizá para miniserie u otra vez para una novela escrita habría estado muy adecuada esta historia. De todas maneras tiene algunas deficiencias inherentes a la pelpicula y no la historia, véase la premura o brevedad con la que se manejó la escena en la que Carter le presenta al inicio, los casos de todas las familias, no se permite claridad al espectador respecto a por qué desde entonces que llega la agente, ya se está suponiendo a un asesino llamado LongLegs, simplemente por la firma de las cartas escritas, en epecial sin que la evidencia muestre que se hayan allanado las cerraduras de las casas de las familias víctimas, es como si la trama desde el principio spoileara que se tratara de un asesino durante el desarrollo al contemplar hipotéticamente a un asesino, pero sin que haya evidencia alguna de su existencia. Por otra parte es un poco tonto querer inflar de poderes que no tiene a la agente Lee, cuando ocurre el primer homicidio desde que ella comenzó a laborar, Carter le dice ¿cómo lo descubriste? Cuando ella inquirió para confirmar si la niña cumplía años el 14 del mes, pero desde que le dio todos los documentos, ya se sabía qué ocurría los 14 a cualquier mes del año, así que solamente había que inferir de manera lógica la pregunta que hizo Lee. AHora bien, lo que vendrá después, el descifrar el algoritmo en triángulo eso sí merece más mis respetos, Es un razonamiento lógico abductivo. Otra vez, nada tiene que ver con la clarividencia. AL inicio fue una corazonada, cuando se tienen, digamos, 7 u 8 corazonadas acertadas de cada 10 ocurrencias estamos ante una persona asombrosamente predictiva de patrones opacos. Es cierto que vienen imágenes a ella, por ejemplo después de encontrarse Carter y ella la muñeca, y tras examinar el maniquí, el médico forense hace sonar el cerebro hueco. Hay un disparo de representaciones mentales en Lee.

¿Eso es clarividencia? El problema aquí es el siguiente, y ya lo ha observado un genio como Marvin Minsky en el capítulo 15 titulado “Estado Mental momentáneo” de su obra La sociedad de la mente. Minsky se preguntó algo intuitivo “¿Cómo es posible que algo parezca tan próximo, y aún asi se mantenga siempre fuera de nuestro alcance? ¿Qué ocurre cuando intentamos reflexionar acerca de nuestros pensamientos más recientes? Debemos examinar nuestros recuerdos próximos. Pero éstos ya estuvieron involucrados en aquello en que estábamos “ pensando” , y cualquier exploración autoexaminadora tiene tendencia a modificar precisamente lo que está observando. Entonces es probable que el sistema deje de funcionar. Ya es bastante difícil describir algo que tiene forma
estable; es todavía más difícil describirlo si cambia de forma delante de nuestros ojos” (Ibidem)
Voy a pasar por alto los anacronismos del filme, por ejemplo que el tiempo real en que se hace la investigación es tiempo de Bill CLinton (su foto estpa colgada en la oficina de Carter) quien gobernó de mediados y fines de los años 90 y el periodo del crimen o de las memorias de Carrie Anne (quien apenas debe fresar los veintitantos, sea el de Harry Truman de los años 50, con más de 40 años de brecha. El filme incursiona en el terreno psicológico pero sin cuidar la continuidad lógica del guión en el rubro. Compárese dicha entrevista a Carrie Ann “¿cómo te sientes hoy?” No puedo creer que Lee le haya preguntado eso, a menos que quien inquiere, esté al mismo nivel casi afásico de la sobreviviente. Pero lo que sigue es como mínimo sospechoso. Deben existir al menos una docena de razones, la menos debatible es freudiana por si el espectador desconfiara del psicoanálisis, para no aceptar que una jovencita que ha sufrido experiencias límite debastadoras sea capaz de describir primero que su madre la odiara desde su nacimiento por desangrarla, y despues veamos los hachazos del papá sobre el sacerdote. Estaba dispuesto a soslayar esta casualidad hasta que al final, la propia agente Lee muestra que ella sí estaba bloqueada de algunas memorias relativas a su fanática madre y de allí el desenlace cruento con la muñeca en a casa de Carter y la risa desdentada de Cage para cerrar.