Aunque no sea masterpiece, solo por el delicioso plano secuencia del minuto 28 en adelante -cuando ambos se desvisten- delata lo injusto que se ha sido con esta obra en comparación con otras de la Nouvelle Vague. Es una narrativa casi al punto de ser contemplativa pero muy acorde al tema. Los silencios de ella son envolventes, musicales. La instrospección de Agathe por esperar un hijo de Vincent es el quid, ¿pero cuándo el quid en la vida ha tenido gracia sin las necesdades humanas puestas en las reacciones por aquel? El manuscrito de los pensamientos no dichos será en más de una escena un privilegio del espectador y ese es el valor de esta obra. Puede notarse el prejuicio humano -y lo mejor, sin culpables por género o por época- notar en el monpolohgo de ambos, la brecha de la suposicipon sobre la verdad que no se escudriña. Vincent no sabe por qué se fue Agathe, pero en primer lugar nunca supo por que vino a alcanzarlo, ¿hubiese costado mucho preguntarle? La escena anterior, camnando a las 630am es sugestiva, cuelan su ser en la aurora matutina y terminan desvistiéndose después del paseo en un cameo rudimentario y por ello espontáneo.
trailer del plano secuencia https://www.facebook.com/aqueronte72/videos/1498720508228985
Huella indeleble cierta de la incomunicación explotada en otros aspectos y formas por Anotonioni, por ejemplo. COmo si una variedad indterminada de pactos tácitos de pareja o un muro infranqueable de miedos autónomos les hubiese impedido la sencilla franqueza.

Apenas partió para Odeón en París Agathe, al poco veremos al Vincent haciendo lo mejor que saben hacer muchas personas, vivir el momento de forma indolente sin prestar atención al pasado recorrido con mucho de dicho momento actual, y así, mientras trabajaba en la obra, al arquitecto indeciso que cautivó a Agathe explicando su profesión y agregando no sin pomposidad que construiría una cada donde al cambio de habitación cambiaría de universo, a este mismo arquitecto lo espera la rubiam Sam -sin el marido, aunque luego de acostarse con él horas más tarde le insinúa que no está casa y solo vive con aquel por que es su petit fille.

Tiene sentido que el final sea el inicio y no por lógica estilística, si no por lo que menciona el propio Vincent en un monólogo interno mientras camina en la estación esperando a alguien segundo antes de conocer a Agathe: “la alegría en el mundo es comenzar, es la belleza de vivir, porque vivir es empezar siempre”. Pero eso srá hasta el final, verbigracoa el inicio de algo que nunca sabremos si llegará a su fin ante la irresponsabilidad de un hombre al que, al estilo de Nouvelle Vague, en la escena, ella le freitera “Vincent ¿quisieras tener un hijo?” “VIncent estoy embarazada” “¿Vincent qué piensas?” “Vincent ¿qué quieres hacer ahora en este momento?”. Casas, responde sin siquiera mirarla directamente a los ojos. Quiero hacer casas y pum, entra ese poema de Jacques Prévert que transcribo textual: “Dehors la guerre et la mort ont beau se rappeler à son meilleur souvenir/ dehors et déjà comme tous les jours/ il court à son rendez-vous d’amour/Pour lui/le sang c’est toujours l’amant de cœur de la vie/ Aussi vrai qu’il y a une barrique de vin rouge dans/l’arrière-boutique de la lune/Aussi vrai qu’il y a une carafe d’eau fraîche à la terrasse du soleil/Aussi vrai qu’il y a une fanfare de poissons dans chaque vague de la mer/Aussi vrai que la fille inquiète et debout devant le calendrier attend sans rien dire le sang qui se fait prier”.
trailer del poema de Prévert https://www.facebook.com/aqueronte72/videos/965900875686357

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