Así de embaucadora lucía la alucinante vanguardia en el Japón de los tiempos hippie, pero lo que aquí veremos en realidad en formato 16mm, en vez de chicos émulos del King Lizard fumando mota y de mujeres maquilladas con psicodelia para seguir el ritmo extraviado del Syd Barret o de la Janis Joplis, serán las más extravagantes expresiones de contracultura. Desde las manifestaciones de los chicos de la Universidad de Nihon en el 68 y protestando con energía por la confrontación a raíz del poema de Hiroaki Yamazaki, hasta el sado masoquista, Mr. K. que sueña con ser un caballo al que mionte una mujer y lo confía a la cámara mientras es presa y sensei en un innombrable garito en el centro de la ciudad en donde ha cambiado de personalidad.

Ahora bien, Shinjuku no duerme, por ejemplo; tampoco Ginza. Pululan hombres y mujeres homosexuales y hetero en el primero; en aquella calle de Ginza el Grupo Suceso Dimensión Cero de 4 intagrantes, desfila aludiendo a la ciudad como una mujer, enarbolando al monosexo que ellos definen como “amar a un objeto”, como la ciudad, vervigracia y ciertamente, hay que sabe amar a Ginza; por doquier hay blancos y negros prófugos del jazz pero enseguida la Compañía de teatro underground presenta Koshimaki Osen y abren espacio para las hermanas Yataka.

En el Hospital Ortopédico de Ginza el Dr. Akihiko Morikawa está convencido que la cirugía estética ayuda a mejorar el autoestima. Los miembros de Dimensión Cero hacen un ritual que ellos llaman similar al de la menstruación, y en público, les son cokgadas velas en el ano mientras alguien toca instrumentos distintos de percución.

¿Y por qué soporta el dolor y se mancha la piel para escapar de su vida cotidiana?” pregunta la voz en off. Eron Drops del Blue Films en la loma a campo traviesa y muentyras uno filma otros fornican y la embriagan voluntariamente ella bebe. Al terminar, se pregunta el narrador ¿fue el trabajo de hoy amaergo y triste para ella? Masumi Miyako la striptease número uno en escenario por segundo año, pero el trabajo de Nakajima es en su aspecto formal casi homevideo aunque en su trasfondo filosófico colme una serie de preguntas que hoy mismo casi 60 años después sigan vigentes. ¿No se pregunta acaso si la industria de striptease no sea una triste perspectiva femenina a ´pesar del refinado show escénico y de bailes. Nakajima escucha lo que dicen esas mujeres. Y si ya hemos atendido a la chica que se tatuaba y ha confiado a la cámara que si no se hubiera tatuado cuanto antes, jamás lo habría hecho por pensarlo demasiado, en esta viñeta las mujeres semi desnudas reconocen “no debemos dejar que los clientes se aburran. Hay gente que llega y lee comics o libros en el espectaculo y eso me enoja”. EL barrio rojo de Tobita es pretexto para recordar la ley anti prostitución de diez años antes del filme que se rodó en 1968. Clandestinamente siguen existiendo allí baños turcos y boutiques de mujeres. La prostituta entrevistada, mirada desangelada aunque se esfuerce en sonreír a la cámara dice que po duede permitirse ni un hijo porque por sus amigas ya sabe lo costoso que es. Y finalmente el filme acompaña a Kara Juro a Okinawa, a la ciudad de Koza que vive exclusivamente del ejército por estar asentada en una Base Militar. Pero de noche, en el barrio negro donde Kara Juro conoció a la mujer mestiza Katsuko Nakamoto ¿ha voajado ya a los Estados Unidos? Nueva Koza muestra ser un pueblo fantasma, apenas revela el pasado de desenfreno que vivió aunque incluso en el momento de la filmación no estaba exento de la prostitución por la noche.


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