Obra que a pesar de ser de independiente y de bajo presupuesto puede enrogullecerse de ser un delicioso homenaje al Maestro Ozu y de hecho, hubiese sido una masterpiece si no se hubiese excedido en el melodrama un tanto infantil y anacrónico de Akiko, la hija columnista que llegó a los bucólicos alrededores de Tateshina para cubrir una investigación sobre piezas arqueológicas y arquetípicas, pero de súbito enarbola su vendetta psicológica en contra de Sonoko, la amante del papá hace 30 años. Nomura no descuida su mirada en Ozu ni en el minimalismo con los diálogos -cuyas fehacientes pretenciones avivan el pequeño misterio que carga Akiko el cual se revela muy entrada la historia, ni la cinematografía que envuelve en un plan sedente y transmite un aire acompasado creíble y muy ad hoc del sitio;

el Nocturno No.8 de Chopin de la partitura del filme tampoco es de lo más original; así tampoco las tomas y referencias al monte Tateshina, las estampas del lago Megami o la visitante y su secreto ¿por qué sigue de cerca -o insiste en convivir con la local Sonoko a raíz de toparse con ella en el santuario? Por su comunicación mediática sabemos que posterga una relación íntima o matromonio con alguien al otro ñado del Email, por sus pesadillas o sueños sabemos que desearía que el difunto padre estuviera vivo para odiarlo con más intensidad por la amargura causada a su madre con su infidelidad conyugal y quien apenas dos meses atrás falleció también.

Por momentos parece que el gerente del hotel, quien se ofrece a llevar a Akiko a un picnic y otro día a pescar, tuviese asuntos sentimentales pendientes con Sonoko. Como dije, son muy cansadas y un tanto exageradas las recriminaciones de Akiko a la arisca pero muy sentimental ex amante de su padre Sonoko, “por tu culpa perdí a mi padre y mi madre fue inmensamente infeliz” y así por el estilo. Pero quizá lo más extravagante o al menos extraño es que después de incluso abofetear Akiko a la amante del padre, y repetir su odio al difunto, al cierre del filme se despiden como si fuesen las grandes ammigasm muy aparte del incidente de la pareja de jóvenes que termina matándose al vivir la vida loca y apenas horas antes habían invitado a una fiesta a Akiko.