Con determinación pero empezando con el pie izquierdo, -mal y de malas dicen en mi país-, de mal augurio arribó Kingoro Tamai a la isla de Shikoku buscando a su amigo Oto en esta novena entrega de la serie Nihon Kyokaku-den, que viene siendo “Tales of Japanese Chivalry” lo que mutatis mutandis sería en castellano los “cuentos de caballería errante japonesa”. Llega dispuesto a todo, (ha quemado sus naves, se suele decir como expresión de arriesgarse a una nueva empresa o proyecto de vida).

El antihéroe Kingoro, arriba en un momento álgido del “flujo de carbón”; el filme se ambienta en una era donde el carbón mineral era un recurso clave en Japón, especialmente en regiones como Kyushu, donde se desarrolla parte de toda la serie. Desde ese contexto histórico, los yakuza a menudo controlaban el “flujo” -transporte, extracción y comercio- de carbón de minas a puertos o mercados, pero obviamente las disputas sangrientas estaban a la orden del día debido a monopolios ilegales, luchas de clanes -como la de Omura gumi o la del grupo Isa de Wakamatsu- y, lamentablemente como aquí se verá también, debido muy comúnmente a la traición de amigos o compañeros laborales que eran sobornados por familias rivales para sabotear, o corromper los negocios.

Kingoro, a quienes los estibadores portuarios tutearán como Kane-san, primero lesiona accidetalmente a Man-chan, llevándola cargada en su espalda hasta casa, -Man se convertirá en su esposa a la larga- tras pisarla cuando usaba sus zuecos; después es invitado a una noche de juego y es llevado a las apuestas y azar -por cierto, garito controlado por el frupo contrincante Omura- donde conoce a Kyo, la que lanza los dados (la que maneja la olla), la preciosa que siempre fue correspondida en silencio y se hizo el tatuaje del dragón y de donde brota el crisantemo.

Cuando Kin-san anuncia su partida a Tobata, todos los compañeros presionaron entre risa y camaradería a Man para que declarara su amor de mujer a Kin-san y le alcanzó en el muelle. No se les volvió a ver en 3 años cuando ya casados properaron como pareja en la empresa de carga del carbón y demás. Pero antes de partir a Tobata, desde que le dieron una paliza a su amigo Ota, Tamai aprovechó la llegada al lugar de las altas autoridades como la anciana Shimamura y el magnánimo Yoshida Yokiichi, el cual le dio el respaldo gremial a Kin-san a costa del recelo de más de uno del clan adverso, como el envidioso Senkiichi Izaki, líder del bando opuesto.

Ikazi aprovechó al oportunista Kaku-san, un alcohólico que creía merecer un mayior rango por su antiguedad en el clan, y que no dudó en falsificar documentos para facilitar la carga del buque Kanama Maru tal como ya se las habían gastado antes con el Indo Maru.

EL filme, muy del estilo de Makino, está filmado sin cuidados excesivos que impiden que ciertas escenas se disfruten más de lo que hubiese sido necesario; en cambio, dada la espointaneidad hay otras secuencias hermosas, como aquella donde todos están cargando al son de cantos en una panorámica a media tarde.

Kin-san luchó y consiguió alcanzar su gloria con la ayuda de su mujer, quien no dejó de volver a abofetearlo -como cuando le conocio por pisarla al caminar- pero ahora por ser visto sonriendo frente a Kyo de quien se murió de celos.

Aprovechpo para anunciarle su embarazo después de reclamarle sutilmente que nunca en sus años juntos le ha dicho “te amo”. El final se acelera por la estulticia y avaricia de Izaki y sus secuaces que emboscaron y mataron a Hayashi y otros de sus miembros. Ya de antemano habpia sido invitado por el insidioso Izaki a un brindis por su nombramiento como el jefe del grupo. Asisitió, pero con la katana preparada aunque fue una lanza con la que se inicipo la masacre.

EL final tiene una pequeña y emotiva variación como desenlace yakuza porque la hermosa Sumiko Fuji es llamada al centro de la sala para cantar antes de emboscarlo entre todos los pillos de Izaki, y ella con pistola en mano nunca deja ni de cantar ni de ayudarlo hasta que llega su esposa con los demás de su grupo cuando la carnicería ha terminado.


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