End as a Man (1947) Calder Willingham

Review by Fernando Figueroa

in

La joya maestra que hoy desempolvo de Calder Willingham fue una verdadera denuncia al Estado, y en concreto a los cuerpos militares que siempre se han defendido como el crisol de los valores más altos y honorables en un país. Al publicarse oportunamente cuando se voltea a alabar con vítores a la milicia porque recién ha terminada la Segunda Guerra mundial, los rayos X de “End as a man”(1947) no solo desnudaron una institución que a pesar de ser modelo de disciplina y honor por excelencia, fomenta los que Michel Foucault en 1975, o sea un par de décadas después estudió como mecanismos disciplinarios dentro de su marco teórico filosófico. El título mismo de la novela alude a la exaltación de una masculinidad perniciosa y degradante en términos de valores humanos, porque el cadete es una pieza a la que se deshumaniza para rellenar con las contraseñas de ambigüedad moral de la maquinaria estatal patriótica. La novela presenta un entorno donde las emociones son vistas como debilidades y donde la violencia —tanto física como verbal— se convierte en dicha contraseña para optimizar y alcanzar el éxito como “hombre”.

Como es mi costumbre voy a resumir cronológicamente la novela en lo que son, a mi juicio, las partes cruciales, pero antes adelanto que el club The Hair of the Hund o, Club del Perro Lanudo es un ejemplo paradigmático de los mecanismos disciplinarios foucaultianos. La novela, es evidente, fue vista como un reflejo incómodo de cómo la “industria de la guerra” no solo necesitaba cuerpos físicos, (lo que ya de por sí, su reclutamiento, ha sido infinitamente criticado desde escritores norteamericanos como Norman Mailer hasta europeos como el inmortal Céline en su Voyage au bout de la nuit), sino también mentes moldeadas para no cuestionar las atrocidades que podrían cometer o presenciar. O lo que es peor, la academia militar en esta novela deshumaniza y transforma, como se verá en el personaje de Robert Marquales, freshman -novato que llega como “cuerpo dócil, diría Foucault- pero vejado y ninguneado, abusado y acosado hasta que lentamente es convertido, contrástese su actitud y anti valores al desenlace al recibir la carta de despedida enviada por De Paris. Foucault nos recuerda que las instituciones militares han sido históricamente un modelo para el desarrollo de técnicas disciplinarias que buscan maximizar la eficiencia y la obediencia de los sujetos. Explica que, desde el siglo XVIII, el ejército se convirtió en un laboratorio de control, donde los cuerpos de los soldados son moldeados a través de ejercicios repetitivos, inspecciones constantes y una estricta jerarquía de mando. Esta idea resuena profundamente con la representación de la academia militar en “End as a Man”, donde los cadetes, como el Robert Marquales y Jocko de Paris, se impregnan de un ideal militar que es inherente a un sistema opresivo (véase cómo el cadete Perrin McKee sufre un colapso por su represión emocional) que los deshumaniza y los convierte en herramientas al servicio de la industria de la guerra que pavonea sus triunfos por medio de la política. ¿A qué costo?, los cadetes viven bajo la constante amenaza de ser descubiertos por sus superiores o traicionados por sus pares, como se ve en las dinámicas del Club del Pelo del Sabueso Club del Perro Lanudo y en el miedo de Marquales a ser expulsado. La escena del interrogatorio en el despacho del general Draughton es un ejemplo claro de este “examen” foucaultiano, donde los cadetes son desglosados emocionalmente y obligados a confesar, mostrando cómo el poder disciplinario no solo controla el cuerpo, sino también la psique, transformación -de nuevo- en “la organización de cuerpos dóciles” a través d elos cuales se obedezca sin reproche y, además se sientan héroes. Visto así, los superiores —figuras de autoridad que representan al Estado— perpetúan un sistema donde el abuso y la manipulación no solo son tolerados, sino incentivados. Escenas como la confrontación final en el despacho del general Draughton, 8aquel general que le escuchamos dando discursos de honor y justicia) donde se castiga con violencia física y psicológica cualquier atisbo de resistencia, fueron interpretadas como una metáfora de cómo el Estado aplasta la individualidad y premia la conformidad a cualquier costo.

Síntesis del libro:

  1. Llegada a The Academy y primeras impresiones (Septiembre)
    Maurice Maynall Simmons llega a The Academy en un caluroso mes de septiembre, procedente de Ohio, vestido con un traje de lana inadecuado para el clima sureño, lo que refleja su falta de preparación y adaptación. Su apariencia, con un sombrero marrón, camisa de rayas y zapatos de cordones altos, junto con su acento de Ohio y gafas que agrandan sus ojos, lo convierte de inmediato en objeto de burla. Simmons, quien aspira a ser capellán y anticipa una guerra contra Inglaterra en lugar de Alemania, muestra creencias y un modo de hablar peculiares que lo alejan de sus compañeros pero ay, ocurre aquel accidente que cuestiona su reputación, resulta que en la cena, bajo la presión de un superior llamado Jocko de Paris (interpretado por Ben Gazzara en el filme aunque esta escena es omitida), Simmons vomita en la mesa, ganándose el apodo de “Sewer-belly”, que luego evoluciona a “Sow-belly”. Este evento, combinado con su aspecto físico desgarbado y problemas como mojar la cama, lo posiciona como un paria u objeto de bullying desde el principio. Su llegada y las interacciones evidencian un patrón sistemático de humillación y rechazo social que definirán su experiencia en la academia, evidenciando la dureza del entorno militar y la dificultad de encajar para alguien con sus características y origen.
  2. Acoso constante y problemas personales -Primeras semanas-
    Durante las primeras semanas, Simmons enfrenta un acoso implacable por parte de sus compañeros y superiores. Sus pertenencias personales, como la fotografía de su fallecida hermana Martha, son objeto de crueldad: la imagen es robada y profanada con dibujos obscenos, causando un profundo dolor emocional a Simmons, quien termina quemando los restos de la foto. No tengo que abundar respecto a que el bullying se intensifica con humillaciones físicas y verbales. Se abusa por la autoridad superior de exigirle ejercicios extenuantes y lo ridiculizan por su incontinencia nocturna, un problema que incluso llega a ser discutido con figuras de autoridad como Cadet Lieutenant George Cleer. Como era de esperarse, mostrará errores para adaptarse a las normas militares durante los entrenamientos, por ejemplo marchar en la dirección contraria, lo que lo lleva a ser asignado al “awkward squad” para práctica adicional. Estas experiencias consolidan su estatus de marginado, mientras que su roommate, Robert Marquales, inicialmente intenta mantenerse al margen, pero la convivencia con Simmons lo asocia inevitablemente con estas burlas. En pocas palabras la brutalidad de la academia queda manifiesta en el entorno de The Academy.
  3. Incidente en Port George y sus consecuencias (Primer permiso general)
    Durante el primer permiso general en Port George, Simmons es forzado por Tim Bailey y Carlton Leroy a consumir alcohol, algo a lo que no está acostumbrado, se embriaga y es humillado tras ser obligado a “bracing” en una acera concurrida, lo que atrae una multitud de curiosos. En un momento de caos, Simmons comienza a bailar descontroladamente y cae al suelo, quedando inconsciente. Las autoridades intervienen y su traslado de regreso a la academia ocurre, donde es atendido en la enfermería antes de volver a los cuarteles. Como consecuencia, General Draughton, en un discurso severo, denuncia el comportamiento de los freshmen y expulsa a Tim Bailey por haber forzado a Simmons a beber, mientras que Simmons recibe un castigo de seis semanas sin permisos y con deberes adicionales, bajo la advertencia de una posible expulsión si no mejora su conducta. Aquí se verá que incluso la víctima es castigada ya que Simmons es sancionado.

4. Agresión física y deterioro de la salud
Tras el incidente en Port George, Simmons sufre una agresión física por parte de Tim Bailey, quien, a pesar de haber sido expulsado, regresa a los cuarteles y lo ataca en el baño, dejándolo herido y con las gafas rotas, en un entorno degradante con un inodoro desbordado. Este evento agrava su estado emocional y físico, llevándolo a reportarse enfermo con asma, lo que resulta en su ingreso a la enfermería de The Academy. Durante su estancia, interactúa con Marquales, quien lo visita, y enfrenta la hostilidad de la enfermera jefe, Miss Prune, mientras otros pacientes lo ridiculizan. Su condición de salud se deteriora aún más, con menciones de una posible operación por sinusitis, lo que refleja el impacto acumulativo del estrés y el abuso en su bienestar. Este período muestra cómo la violencia física y el aislamiento social afectan profundamente a Simmons, llevándolo a un punto de fragilidad extrema dentro del entorno hostil de la academia.

5Continuación de violencia física (Octubre y noviembre)**
Octubre y noviembre transcurren y Simmons continúa bajo el maltrato y castigo, especialmente tras el incidente de Port George, marchando tours de deber los miércoles y sábados, y restringido a su habitación durante los fines de semana. A pesar de esto, muestra signos de adaptación forzada, como cuando Peter Layne comenta que Simmons “marcha como si fuera a hacer un agujero en el cuadrángulo”, sugiriendo un esfuerzo por cumplir con las expectativas militares. Sin embargo, su soledad y problemas de salud persisten, y Layne incluso considera devolver a Marquales como su compañero de cuarto para mitigar su aislamiento, aunque esto no se concreta. La narrativa indica que, aunque Simmons sobrevive a las humillaciones y castigos, su posición en la academia sigue siendo precaria, con una posible revisión de su estatus por el Comité de Cadetes Regimental al final de las seis semanas de castigo.

6. El juego de poder y la manipulación psicológica

El ambiente es de tensión durante una partida de póquer clandestina en el Club del Pelo del Perro (se supone que desde aquí, la partida de póquer, comienza el filme protagonizado por Gazzara como De Paris junto a Howard, aunque el guión no respeta esta novela) donde varios cadetes se reúnen para beber y apostar. El centro de la escena es la relación de poder asimétrica entre Jocko De Paris, Roger Gatt, Albert Wilson y el novato Robert Marquales. La violencia psicológica de esta escena es palpable cuando Jocko manipula la partida, haciendo que Marquales haga trampa para ganarle noventa dólares a Gatt. Durante el juego, De Paris le pasa cartas extra al novato por debajo de la mesa, obligándolo a participar en el engaño: “Lo primero que supe del trampas fue cuando me pasó cartas extra por debajo de la mesa”.

7. Esta manipulación establece una dinámica perversa donde el novato queda atrapado en las intrigas de los cadetes de cursos superiores, especialmente cuando Gatt, furioso por haber perdido dinero, busca venganza. La violencia psicológica se intensifica cuando Gatt visita a Marquales en su habitación días después para exigirle la devolución del dinero, utilizando una falsa historia sobre su abuela enferma como pretexto: “Mi abuela está enferma. He recibido una carta suya en la que me dice que no puede pagar las facturas del médico. La farmacia no le da más crédito”. Este chantaje emocional es una forma de abuso de poder, donde Gatt explota su posición jerárquica sobre el novato.

El punto culminante de esta fase viene cuando Gatt amenaza violentamente a Marquales: “Saca dinero antes de que te dé un puñetazo y te rompa todos los dientes”. Este momento encapsula perfectamente cómo la institución militar normaliza un sistema de abusos donde los más fuertes imponen su voluntad mediante amenazas y violencia, creando un ambiente donde la simple supervivencia requiere sometimiento o engaño.

Posteriormente, cuando Marquales y Gatt visitan a De Paris en la enfermería, la manipulación alcanza niveles aún más siniestros. Jocko, lejos de ayudar al novato, aprovecha la situación para vengarse de Wilson, inventando una mentira atroz: “También me ha dicho que tenías relaciones carnales con tu abuela… Este tipo dijo que una vez violaste a tu abuela”. Esta acusación falsa, diseñada para poner a Gatt contra Wilson, muestra cómo la violencia verbal y psicológica es utilizada como herramienta estratégica dentro de este microcosmos militar. Para reforzar su plan, De Paris entrega un cheque sin fondos a Gatt, sabiendo que esto podría provocar consecuencias drásticas, demostrando cómo la manipulación calculada es una forma de ejercer control y poder.

8. El interrogatorio y la humillación institucional

El régimen disciplinario de la Academia alcanza su expresión más contundente durante el interrogatorio al que es sometido Marquales. No hay que perder de vista que el novato Marquales legó con ideales y ahora comienza a dar muestra de algo diferente. La violencia institucional se manifiesta mediante un elaborado ritual de humillación que comienza cuando el novato es conducido al despacho del general Draughton. La teatralidad del proceso está cargada de simbolismo: desde los oficiales que le dan instrucciones precisas sobre cómo comportarse hasta el protocolo para entrar al despacho: “Entra en la habitación, doy diez pasos, giro a la derecha, saludo. Espero a que me devuelvan el saludo. Me quito la gorra con la otra mano y digo: ‘Señor, cadete Marquales, Robert, presente para el examen’. Me pongo firme.”.

La verdadera violencia psicológica comienza cuando Corger, el cadete coronel, ejecuta un ritual de humillación física mientras Marquales saluda: “Mete la barbilla, baja los hombros, haz una arruga en el cuello… arruga ese hocico prominente… quiero autopistas en ese mapa… ponte derecho como una piedra”. Esta degradación física es solo el preludio de un interrogatorio que tiene como objetivo quebrar cualquier resistencia moral en el novato.

El general Draughton se ensaña sin duda utilizando presión psicológica, alternando entre la condescendencia paternalista o sea hipocresía flagrante, y la falacia ad baculum directa, intimidante. Le pregunta sobre la reacción que tendría su padre ante su expulsión deshonrosa, aprovechándose de la vulnerabilidad emocional del joven: “¿Qué dirá tu madre si vuelves a casa con una expulsión deshonrosa?… ¿Y tu padre?”. Este tipo de manipulación emocional busca crear culpa y miedo, elementos clave para forzar confesiones. La violencia institucional se revela más claramente cuando el general resume las “faltas” del novato: “Según tu propio testimonio, eres culpable de cinco delitos. Estos son: apostar; asistir a la reunión de un club ilegal de alcohol; congraciarte con los alumnos de cursos superiores; hacer trampa; y mentir. ¿Qué castigo corresponde a cada uno de ellos?”.

Como es lógico, Marquales confiesa bajo esta presión abusiva y, de cualquier manera, la manipulación mental se recrudece con la amenaza implícita (ad baculum)de la expulsión: “Cada una de tus cinco infracciones exige la expulsión inmediata de esta escuela”. Este uso calculado del miedo como herramienta disciplinaria revela cómo las instituciones militares normalizan la violencia psicológica como mecanismo de control. El interrogatorio está diseñado no solo para extraer información, sino para quebrar la voluntad individual y reemplazarla por una sumisión completa al sistema jerárquico.

La humillación culmina cuando el general dirige el mismo proceso a De Paris, desenmascarando su red de mentiras y presumiblemente usando información previa para desacreditar cada una de sus afirmaciones. Este proceso demuestra que incluso los estudiantes privilegiados, con conexiones familiares importantes, están sujetos finalmente al mismo sistema de control y castigo cuando desafían abiertamente sus reglas, revelando cómo la violencia institucional trasciende incluso las barreras de clase y privilegio en nombre del orden.

9. La caída en desgracia de Jocko De Paris y la explosión de violencia física

Lo que seguirá es la desintegración psicológica y moral de Jocko De Paris, que pasa de ser un manipulador confiado a convertirse en una figura patética y finalmente violenta cuando su red de mentiras colapsa durante el interrogatorio del general Draughton. Inicialmente, Jocko intenta mantener el control de la situación con falsa sinceridad: “Señor, mi comportamiento ha sido malo este otoño y soy consciente de que ahora seré expulsado por ello… pero antes de abandonar la Academia me gustaría poner las cosas en claro”. Esta actuación calculada demuestra cómo el personaje utiliza incluso la confesión como otra forma de manipulación.

Sin embargo, cuando el general confronta a De Paris con testimonios contradictorios, su fachada comienza a agrietarse. La violencia verbal emerge cuando De Paris se percata de que está perdiendo el control: “Y yo exijo una explicación”. Este momento marca la transición de la violencia psicológica sutil a la abierta. La verdadera explosión ocurre cuando el general anuncia su expulsión y Jocko reacciona con una mezcla de incredulidad y furia descontrolada: “¡Estás mintiendo!… ¡Papá está de caza en Canadá!”.

La violencia física estalla en toda su crudeza cuando De Paris desafía al cadete coronel Corger: “¡Corger, aléjate! ¡Te voy a dar una paliza!”. La respuesta institucional es inmediata y brutal: “Larrence —llamó el general—. Golpéalo”. La descripción del golpe que deja a De Paris inconsciente es perturbadoramente gráfica: “Jocko cayó contra el escritorio del general y quedó inconsciente, sangrando por la boca y la nariz”.

Lo más inquietante de esta escena escrita por Willingham es la naturalidad con que se ordena y ejecuta la violencia, como si fuera parte normal del protocolo institucional. No hay vacilación ni cuestionamiento moral cuando el general ordena el ataque; simplemente se lleva a cabo con la eficiencia de un procedimiento estándar. Después, la imagen de Corger empujando el rostro de Jocko contra una fuente de agua “aparentemente intentando que recuperara el sentido” representa el tratamiento deshumanizador que sigue a la violencia autorizada, donde la víctima es tratada como un objeto que debe ser restaurado a la funcionalidad, no como un ser humano herido.

De hecho, queda claro que la violencia física dentro de la institución no es un accidente ni una anomalía que se salió de control de forma inesperada, sino una herramienta deliberada de control disciplinar, aplicada con la misma precisión y formalidad que cualquier otro aspecto del protocolo militar. La transición de De Paris de ser un manipulador a convertirse en víctima de violencia física directa completa el ciclo de abuso institucionalizado.

10. Las consecuencias y el discurso institucional como violencia sistémic

El desenlace de la novela presenta las consecuencias de toda la cadena de eventos con la lectura pública de la Orden Especial Número Cinco, un acto que constituye una forma de violencia ritual y colectiva. El cadete capitán adjunto Starkson lee el pergamino que oficializa la expulsión deshonrosa de Koble, Wilson, McCarthy y De Paris, mientras otros veintiocho cadetes quedan bajo arresto y posible expulsión. Esta ceremonia pública de humillación y castigo es un mecanismo de violencia psicológica diseñado no solo para castigar a los infractores, sino para servir como advertencia ejemplificante para todo el cuerpo de cadetes.

Paradójicamente, el general Draughton pronuncia un discurso que revela la violencia inherente al sistema que él mismo representa. Mientras explica que Roger Gatt ha sido hospitalizado con “una grave conmoción cerebral” y “su sentido del oído ha quedado afectado de forma permanente”como resultado de la pelea, el general utiliza esta violencia física como justificación para expulsar a los participantes. Sin embargo, ignora convenientemente la violencia sistémica que creó el entorno propicio para estos eventos: la jerarquía asfixiante, el abuso de poder normalizado y las presiones psicológicas constantes.

El general, ya lo he dicho desde el inicio, representa la hipocresía autoritaria útil al sistema, concluye su discurso con elevadas declaraciones sobre valores morales como por ejemplo: “¿Qué más podría desear Dios que el hombre proteja, y no destruya, lo que se le ha dado; que el hombre se mantenga sano y fuerte, que desarrolle al máximo su ser físico?”. Retórica hueca donde las haya sobre la salud física y moral viene inmediatamente después de haber ordenado personalmente un acto de violencia física contra un estudiante, revelando la disonancia cognitiva necesaria para mantener la fachada institucional.

El epílogo más perturbador lo constituye la breve nota que Jocko envía a Marquales antes de marcharse al cual me referí en la introducción a este artículo. Dijo textual: “Querido Judas: Espero que nos volvamos a ver algún día… Mientras tanto, espero que tu conciencia no te torture por lo que hiciste… Te adjunto tu recompensa”. La respuesta de Marquales es igualmente inquietante: “Marquales sonrió y rompió la nota. Dos semanas más tarde compró una radio portátil con el dinero”. Esta adaptación moral del novato, que inicialmente parecía tener escrúpulos, demuestra cómo la institución ha logrado su objetivo: ha moldeado a otro joven para que acepte y participe en el sistema de violencia y traición sin remordimientos.

El general glorifica al hombre ¿al “hombre”?, con una imagen miope de la masculinidad como ideal supremo, y oculta la violencia sistémica bajo la desprecia epidermis de retórica militar y política respecto a autodisciplina y honor: “Ningún joven puede pasar cuatro años en la Academia y no terminar como un hombre”.

Leave a comment


Hey!

“Ἐν οἴνῳ ἀλήθεια” (En oinō alētheia), 🚀


Join Pantagruel’s drunkenness

Trinch!, Dive Bouteille dixit.

Stay updated with our latest tips and other news by joining our newsletter.


Categories

Wine…epojé

Whisky o Bourbon?


Tags

Caberbet Franc

Merlot

Syrah

Chardonnay

Nebbiolo

Cuveé

Pinot Noir

Cabernet Sauvignon

Malbec

Zinfandale

Sangiovese

Chianti

Barolo

Primitivo

Riesling

Barbaresco

Bordeaux