Muy interesante el repaso meta-cognitivo del filósofo coreano Byung-Chul Han en nueva aproximación posmoderna a los tiempos actuales. En esta ocasión posando su reflexión en la esperanza y por supuesto, no será casualidad que el epígrafe del inicio -“Mientras aún le quede luz a la estrella nada estará perdido. Nada.”- haya anticipado con Paul Celán el tenue pero cierto haz de expectativa en el proyecto de reconceptualizar la esperanza.
La esperanza ha sido objeto de diversas interpretaciones a lo largo de la historia del pensamiento. Tradicionalmente, se la ha considerado opuesta a la acción, una crítica que sugiere que distrae del presente y fomenta ilusiones. Albert Camus, por ejemplo, la llegó a equiparar con la resignación. No obstante, también se ha planteado que la esperanza podría ser precisamente el antídoto contra los males que nos aquejan .
Filósofos como Friedrich Nietzsche ofrecieron una visión diferente, concibiendo la esperanza como una afirmación de la vida. Desde esta perspectiva, una existencia carente de ideas y sentido se reduce al mero consumo, y los individuos inmersos en esta dinámica carecerían de esperanza . Se argumenta que Camus no logró comprender la dimensión activa inherente a la esperanza, aquella que precisamente impulsa a las personas a actuar . En este sentido, la esperanza se presenta como una forma de nostalgia que, a su vez, tiene la capacidad de generar futuro . Un presente desprovisto de sueños y aspiraciones difícilmente podrá alumbrar algo nuevo o transformador . Es la esperanza la que otorga sentido a la vida y orienta la acción humana . Curiosamente, el propio Camus, al recibir el Premio Nobel, evocó una concepción distinta de la esperanza, identificándola con la vida misma .
Mientras que Baruch Spinoza consideraba la esperanza como algo irracional y contrapuesto a la razón, Camus, dice Byung-Chul, proclama una pasión sin futuro y propone solo ocuparse del presente, y cita EL mito de Sísifo:”Lo que queda es un destino cuya única salida es fatal. Fuera de esa única
fatalidad de la muerte, todo lo demás, goce o dicha, es libertad. Queda un mundo cuyo único amo es el hombre. Lo que le cautivaba era la ilusión de otro mundo. El sino de su pensamiento no es ya negarse a sí mismo, sino repercutir en imágenes. Se representa en mitos, sin duda, pero en mitos cuya profundidad es la del dolor humano y que son inagotables como él. No es la fábula divina que divierte y ciega, sino el rostro, el gesto y el drama terrestres en los que se resumen una difícil
sabiduría y una pasión sin mañana [une passion sans lendemain]”. De Spinoza, recuerda la proposición 47 de su Ética: “Así pues, cuanto más nos apliquemos en vivir bajo la guía de la razón, más nos esforzaremos en depender menos de la esperanza, librarnos del miedo, dominar cuanto podamos a la fortuna y dirigir nuestras acciones con el consejo seguro de la razón”.

Sin embargo, insiste el coreano, se ha propuesto que la esperanza puede tender puentes allí donde la razón no alcanza a llegar, ofreciendo una vía cuando la lógica pura se muestra insuficiente . Es crucial distinguir entre una esperanza activa y una pasiva. La esperanza activa se caracteriza por inspirar acciones eficaces y transformadoras . A diferencia del simple deseo, la esperanza desarrolla una narrativa coherente y estimula la imaginación, proveyendo un marco para la acción . Así, la esperanza no solo ilumina el mundo, sino que también define la existencia humana en su búsqueda de trascendencia .
Se considera que la esperanza, como estado de ánimo fundamental, es anterior al lenguaje y a la conceptualización verbal . No se trata de una costumbre adquirida a través de la socialización, sino de algo que nos sobreviene, una disposición intrínseca . Se argumenta que los animales, al carecer de la estructura temporal compleja que el lenguaje humano permite, no experimentan la esperanza de la misma manera . La esperanza posee un núcleo eminentemente activo que anima nuestros actos y nos impulsa hacia adelante . Erich Fromm la describió como una disposición fundamental hacia aquello que aún no ha nacido, una apertura a la potencialidad . En última instancia, la esperanza no solo prevé y presagia el futuro, sino que también impulsa la evolución y el progreso.
Se entiende ahora por qué Byung-Chul Han utilizó la cita de un sobreviviente del Holocausto como Celan para contrastar la esperanza auténtica (activa y amorosa) con el optimismo pasivo.
La edición viene con 8 imágenes soberbias del artista neoexpresionista Anselm Kiefer con quien Han desde luego tiene una afinidad innegable.

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